Pañuelo verde no vota peluca

“Pañuelo verde no vota peluca”

A raíz de las elecciones PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias)​ de Argentina, que tuvieron lugar el pasado domingo 13 de agosto y tienen como objetivo seleccionar a los candidatos que competirán en octubre próximo, tanto en los comicios presidenciales como legislativos, y en las cuales Javier Milei, el candidato de la ultraderecha, se impuso […]

Paula Pissaco 13-09-2023 / 16:06:52

A raíz de las elecciones PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias)​ de Argentina, que tuvieron lugar el pasado domingo 13 de agosto y tienen como objetivo seleccionar a los candidatos que competirán en octubre próximo, tanto en los comicios presidenciales como legislativos, y en las cuales Javier Milei, el candidato de la ultraderecha, se impuso con una notable ventaja sobre sus principales rivales, han surgido múltiples análisis sobre los votantes que el amante de los perros ha logrado aglutinar.

Uno de esos análisis parte del hecho que el candidato libertario, que pretende plebiscitar la Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), legalizar la venta de órganos, dolarizar la economía y desmantelar la mayoría de ministerios estatales, entre otras varias propuestas radicales, ha logrado superar la famosa grieta; esta tradicional división de la población argentina entre peronistas y sus opositores, captando votos de ambos lados de la misma. Otro análisis, que se suma al anterior, apunta a las nuevas derechas o derechas alternativas que se están gestando en la región y también en otros países de Europa. Tal como define Juan Pablo Luna, profesor e investigador de la Universidad Católica de Chile [1], “Hay una nueva ola en la cual han empezado a aparecer fenómenos de la alt-right, que se están gestando en España, en Estados Unidos y en América Latina. Una derecha muy diferente y mucho menos preocupada por las formas y la lealtad democrática, que moviliza desde lo emocional las frustraciones de la gente y que puede eventualmente empujar un deterioro institucional”.

Según estos análisis, habría una nueva reconfiguración partidaria en América Latina, en la que ya no importaría tanto ser de izquierda o de derecha, feminista o antifeminista, sino que lo central a partir de ahora sería la división entre oficialistas y opositores. Es en este contexto que, así como surgen muchos cuestionamientos dentro de la política partidaria argentina, el rol del peronismo y las izquierdas, también surgen debates dentro del movimiento feminista. Uno de ellos se transcribe en una frase y cartel que ha estado circulando estos días en redes sociales y dice: “Pañuelo verde no vota peluca”, haciendo referencia explícita a que las feministas no votamos/debemos votar a Javier Milei. El punto clave de este cartel o campaña es que no es un mensaje para otros, sino que es un llamado a las propias feministas. Si tenemos que decirlo entre nosotras, es porque ya pasó y puede volver a suceder. Entonces, lo que se desprende de esta campaña o llamado, es la necesidad de decirnos a nosotras mismas lo necesario que es recordar y pensar en lo que somos.

Ahora bien, una puede preguntarse por qué en un país como Argentina, punta de lanza en la lucha del movimiento feminista de la región, es todavía necesario decirnos entre nosotras que no hay que votar a la ultraderecha o nueva derecha alternativa. Una respuesta posible la brinda Andrea Franulic Depix [2], cuando afirma que “las relaciones entre mujeres son el centro gravitacional de nuestra práctica política en el feminismo radical y en el de la diferencia, por eso, requieren de nuestro pensar y nombrar cada vez de manera más fina y profunda”. En este artículo, la escritora feminista chilena retoma el análisis de la envidia de las mujeres para explicar que no debemos interpretarla desde lo femenino y el orden fálico del patriarcado, ya que precisamente estamos luchando para su final, sino más bien a partir de la relación que cada mujer tiene con su madre concreta. “Nuestras relaciones entre mujeres se merecen nuestro pensar fino y radical, porque terminar con la violencia o, con palabras de Hannah Arendt, darle fin a la ‘banalidad del mal’, pasa por ponernos a pensar. Y, como dice María Zambrano, pensar es barrer la casa por dentro. Es mirarnos en el espejo, de raigambre femenina y materna, sin autoengaños ni autocomplacencias. Es un acto de amor hacia nosotras y hacia las otras”.

El hilo rojo está en ese pensar fino y radical que no sólo nos merecemos, sino que necesitamos y de manera urgente en el interior de los vínculos entre mujeres y feministas, para recordarnos quiénes somos y por qué no debemos votar a la derecha. Algo así como volver a iluminar nuestro inconsciente colectivo, esa memoria de nuestras ancestras, para dejar de actuar como si cada uno de nuestros actos fueran insignificantes y no nos afectaran a todas.

Las mujeres no nos vinculamos para ver el mundo que nos rodea, nos vinculamos para mirarnos entre nosotras, y sólo a partir de esa mirada sostenida y pensada en lo vincular es que construimos lo que nos rodea como acto político. La transformación no vendrá jamás del eje patriarcal, la única transformación posible viene y vendrá del interior de los vínculos entre las mujeres como acto político. Por eso la transformación es y será colectiva, y siempre feminista.

Por ende, es urgente desatar una vez más el pañuelo verde, mirarlo, tocarlo, estirarlo, arrugarlo y volver a atarlo al puño con otras, con todas. Porque como dice Charly García [3] “Hoy me desperté cantando esta canción que ya fue escrita hace tiempo atrás, y es necesario cantar de nuevo, una vez más”.

[1] Entrevista realizada a Juan Pablo Luna por revista Anfibia, episodio en Anfibia Podcast de Spotify.

[2] La envidia de las mujeres… otra vez. Andrea Franulic Depix en https://feministaslucidas.org/index.php/2023/08/17/la-envidia-de-las-mujeres-otra-vez-andrea-franulic-depix/#_ftn1 17 de agosto de 2023.

[3] Frase perteneciente a la canción Inconsciente colectivo, del álbum Pubis angelical / Yendo de la cama al living, de Charly García, 1982.

Paula Pissaco