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¿Mao vuelve del más allá? La caída de un CEO, un gym bro radicalizado y el despertar de la lucha de clases en Estados Unidos
Por décadas, Estados Unidos ha sido el escenario de una devoción casi religiosa al sueño americano, donde el esfuerzo individual supuestamente lleva a la prosperidad. Sin embargo, los eventos recientes están sacudiendo ese relato. La “trágica” muerte de Brian Thomson, CEO de UnitedHealthcare, el pasado fin de semana en Manhattan, seguida de la captura de su presunto asesino, Luigi Mangione, un personaje tan contradictorio como emblemático de nuestros tiempos, pone de manifiesto que el descontento social está llegando a niveles que ni los teóricos de la conspiración más creativos podrían prever.
El crimen y el asesino
Ayer, 9 de diciembre de 2024, Luigi Mangione fue detenido como principal sospechoso del asesinato de Thomson. Mangione, lejos de ser el estereotipo de un insurgente maoísta, resulta ser un ex estudiante de la Ivy League, desarrollador de videojuegos, autoproclamado gym bro y un hombre obsesionado con resolver sus problemas de dolor de espalda. Además, es un ávido consumidor de podcasts de centro-derecha, como el de Joe Rogan, y otros espacios conspiracionistas que combinan teorías dudosas con fitness, suplementos y discursos anti-sistema.
Según las autoridades, Mangione dejó un manifiesto que arroja luz sobre sus motivaciones. Según fuentes oficiales, en él, habla extensamente de las fallas del sistema de salud en Estados Unidos y de su desprecio por la América corporativa. Sus palabras, aunque plagadas de contradicciones, tienen un tono inquietantemente familiar: denuncia las desigualdades del sistema, critica las ganancias exorbitantes de las aseguradoras y cuestiona la lógica de un modelo económico que prioriza las ganancias sobre las vidas humanas.
El detalle más curioso de todo esto es que, aunque Margione probablemente no se dé cuenta, sus actos son los de un maoísta empedernido. Sus críticas a la concentración de poder económico, su rechazo a las élites corporativas y, claro, su acto de violencia dirigido hacia el representante de una de las industrias más odiadas en Estados Unidos, reflejan un instinto revolucionario que ni Mao Zedong habría podido predecir.
¿Radicalización desde el centro-derecha?
Lo más interesante de este caso no es solo la contradicción personal de Mangione, sino lo que representa: el hecho de que, en el espectro político actual, la violencia radicalizada parece venir principalmente de un solo lado. En los últimos años, la derecha estadounidense, especialmente en sus vertientes conspiracionistas, ha alimentado un caldo de cultivo de desconfianza hacia las instituciones, glorificación de la fuerza individual y un rechazo visceral hacia todo lo que huela a “élite”.
Mangione es un producto perfecto de esta narrativa. Sus ideas, aunque parecen críticas al sistema, están profundamente moldeadas por el discurso polarizador de la centro-derecha, que mezcla la resistencia al “establishment” con teorías conspirativas y soluciones simplistas. En su caso, la frustración con un sistema de salud que no podía aliviar su dolor de espalda se tradujo en un acto de violencia dirigido hacia el rostro visible del problema: el CEO de una de las aseguradoras más grandes del país vecino.
Lo irónico es que, a pesar de ser un seguidor de figuras como Rogan, Mangione terminó actuando como el revolucionario que estas mismas figuras ridiculizan. Mientras la izquierda estadounidense debate en salones de clase sobre los matices del socialismo democrático, es la derecha radicalizada la que parece adoptar, sin quererlo, tácticas maoístas: atacar al poder concentrado, criticar el sistema corporativo y actuar (aunque de manera trágica y condenable) en nombre del “pueblo oprimido”.
El sistema bajo fuego
UnitedHealthcare, como muchas grandes aseguradoras, es vista por muchos como el símbolo de un sistema de salud diseñado para exprimir al ciudadano promedio. El caso de Thomson resalta la insatisfacción generalizada hacia una industria que ha priorizado las ganancias sobre las vidas humanas, inflando costos y dejando a millones sin acceso a atención médica básica.
Aunque su acto fue criminal y su visión ideológica es, en el mejor de los casos, confusa, Mangione tocó una fibra sensible. La desigualdad y el descontento no son ideas abstractas para millones de estadounidenses: son realidades diarias. Desde los trabajadores sindicalizados de Amazon hasta las huelgas masivas en Hollywood, la clase trabajadora está despertando a un hecho ineludible: el sistema no está diseñado para ellos.
¿una nueva lucha de clases?
El asesinato de Brian Thomson y la captura de Luigi Mangione son un recordatorio inquietante de los tiempos en los que vivimos. Mientras Estados Unidos sigue rechazando el socialismo como si fuera un tabú, los eventos sugieren que el descontento social está tomando formas que ni siquiera la izquierda organizada podría prever.
Mangione es un símbolo extraño, una mezcla de ideas contradictorias que, sin embargo, apuntan a un hecho innegable: la desigualdad en Estados Unidos está alcanzando un punto de ebullición. Y aunque él no lo sepa, sus actos están más cerca del maoísmo que de cualquier otra ideología. Quizás Mao, desde el más allá, esté mirando esto con una sonrisa irónica, pensando: “Les dije que esto iba a pasar”.
Entre CEO caídos, sindicatos que crecen y gym bros radicalizados, Estados Unidos parece estar acercándose a una nueva lucha de clases. Si esta será una Revolución Cultural americana o simplemente el colapso de un sistema insostenible, solo el tiempo lo dirá. Pero una cosa es clara: los días tranquilos para las élites corporativas están contados.