Luigi Mangione: El antihéroe que expuso las grietas del sistema en EE.UU.

El asesinato del CEO de UnitedHealthcare por Luigi Mangione refleja las tensiones de un sistema que prioriza las ganancias sobre la vida humana, y abre un debate sobre los límites de la resistencia social y el significado de la justicia.

Mafer Alarcón 23-12-2024 / 09:28:48


Crónica de un asesinato

El pasado 4 de diciembre de 2024, Brian Thompson CEO de UnitedHealthcare fue asesinado a tiros afuera del hotel Hilton de Manhattan, donde el gigante de seguros médicos que él dirigía, estaba celebrando una reunión de inversionistas. Apenas unos días después, el 9 de diciembre, Luigi Mangione fue arrestado en un McDonald’s en Altoona, Pensilvania. La ironía es imposible de ignorar: un ícono del capitalismo fungió como escenario para la captura de un hombre que desafió sus estructuras. Según el reporte oficial, Mangione ingresó al edificio de UnitedHealthcare con una identificación falsa, localizó a Thompson en su oficina y le disparó fatalmente. Luego huyó, iniciando un operativo que abarcó varios estados y culminó en su arresto. Entre los objetos incautados, las autoridades encontraron un arma de fuego relacionada con el crimen, una identificación falsa y un manifiesto en el que describía su frustración con las instituciones que priorizan las ganancias sobre la vida humana, señalando específicamente a la industria de la salud.

Un detalle perturbador que destacó en la investigación fue que las balas utilizadas tenían grabadas las palabras "Delay" (Retrasar), "Deny" (Negar) y "Depose" (Deponer). Esta inscripción no parece accidental: un libro publicado en 2010 titulado Delay, Deny, Defend: Why Insurance Companies Don’t Pay Claims, escrito por el profesor Jay M. Feinman, utiliza una versión similar de estas palabras para explicar cómo las compañías de seguros en Estados Unidos evitan pagarle a las personas que necesitan utilizarlas. Este hallazgo no solo conecta el crimen con las críticas hacia la industria aseguradora, sino que subraya el simbolismo detrás de las acciones de Mangione.


Un sistema que genera tensión


La narrativa dominante tiende a reducir a Mangione a un criminal aislado. Sin embargo, su caso refleja una falla estructural más profunda: el sistema capitalista neoliberal que exacerba las desigualdades. Para el filósofo Slavoj Žižek, “el capitalismo crea sus propios monstruos”; individuos que, marginados y frustrados, se convierten en figuras que desafían las normas con violencia o resistencia radical.

Estados Unidos, donde una factura médica puede llevar a la bancarrota a una familia promedio, ejemplifica cómo la mercantilización de la salud ha erosionado la calidad de vida de millones. En 2019, un estudio publicado en el American Journal of Public Health reveló que el 66.5% de las bancarrotas personales estuvieron relacionadas con costos médicos. Esto no solo genera un estrés financiero, sino también una sensación de desesperanza: la vida es para quienes la pueden pagar.


El nuevo Robin Hood es un sex-symbol



Desde el arresto de Mangione, internet ha transformado su imagen en un fenómeno cultural. Memes, ilustraciones y debates lo han posicionado como un símbolo de resistencia. Es lógico: en un mundo donde el capitalismo genera frustración colectiva, no sorprende que alguien que encarna una forma radical de oposición se convierta en un ícono. Aunque su atractivo físico y su inteligencia contribuyen a esta imagen, la verdadera razón de su impacto cultural radica en lo que representa.

Mangione simboliza la figura de alguien que –aunque desde una posición de privilegio– se atreve a desafiar estructuras que muchos consideran intocables. Su decisión de enfrentarse a un sistema que perpetúa desigualdades convierte su narrativa en un vehículo para canalizar frustraciones sociales. Este fenómeno tiene precedentes: figuras carismáticas que se rebelan contra el orden establecido suelen resonar profundamente en momentos de crisis colectiva. En el caso de Mangione, su atractivo no solo reside en su apariencia o su intelecto, sino en su capacidad de encarnar un desafío visceral a las instituciones que muchas personas perciben como opresivas. Su ascenso como antihéroe refleja cómo las narrativas de resistencia se convierten en herramientas para articular un descontento que, de otro modo, permanece reprimido.


Nueva York como escenario y símbolo


La muerte de Brian Thompson sacudió no solo a la ciudad de Nueva York, sino también a la comunidad internacional. El asesinato de una figura prominente como el CEO de UnitedHealthcare plantea preguntas incómodas sobre la seguridad, la desigualdad y los límites de la resistencia social. Nueva York, un epicentro de la riqueza global, también es testigo de actos que desnudan las contradicciones del capitalismo.

Las reacciones han sido diversas. Los medios masivos, fieles a su papel en la reproducción del statu quo, se han centrado en demonizar a Mangione. Sin embargo, en las redes sociales y ciertos espacios de discusión, su figura ha sido interpretada como un símbolo de la lucha contra un sistema que despoja de humanidad a millones.


¿Terrorismo?


Luigi Mangione se enfrenta a varios cargos, incluido el de asesinato en primer grado y dos cargos de asesinato en segundo grado. Uno de ellos describe el mortal ataque contra Brian Thompson como un acto de "terrorismo", según declaró el fiscal Alvin Bragg, quien aseguró que “la intención era sembrar terror” y calificó el tiroteo como un “asesinato aterrador, bien planificado y dirigido”.

Sin embargo, categorizar este caso como terrorismo es problemático. El término “terrorismo” se utiliza para describir actos de violencia premeditados cuyo objetivo es intimidar o coaccionar a una población o influir en una política gubernamental. Su acción, aunque violenta, ideológica y planificada, no representa una organización con una agenda política definida.

En este contexto, llamarlo terrorismo desvía la atención de las causas estructurales que llevaron a su acción, como la desigualdad extrema y la alienación. También legitima respuestas represivas por parte del Estado que, más que abordar las causas profundas, buscan reafirmar el statu quo. Catalogarlo como terrorista también refuerza la tendencia a criminalizar la resistencia en cualquiera de sus formas, especialmente cuando surge desde los sectores más vulnerables.


Más allá del juicio


El caso de Luigi Mangione no es solo el relato de un asesinato; es un espejo de la sociedad que lo produjo. La alienación que genera el capitalismo tardío produce figuras que desafían las normas de maneras disruptivas, a veces trágicas. La pregunta que queda es si seguiremos ignorando las condiciones que llevan a estos eventos o si, como sociedad, comenzaremos a cuestionar los cimientos mismos de un sistema que perpetúa la desigualdad y el sufrimiento.

En palabras de Walter Benjamin, “Detrás de cada fascista, hay una revolución fallida”. Mangione, aunque lejos de ser un revolucionario, es un producto de las promesas incumplidas del sistema neoliberal. Su historia es una advertencia: no hay muros ni fronteras que contengan para siempre la ira acumulada de quienes han sido despojados de su dignidad.

El juicio de Mangione probablemente sea de los más interesantes en una década. Más allá de la sentencia que reciba, su caso ya ha dejado una marca indeleble, recordándonos que la verdadera justicia no se encuentra en las celdas ni en los tribunales, sino en la transformación de una sociedad que permita la vida digna para todos.

Mafer Alarcón