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La Victoria de Imane Khelif: Desinformación y el Cuerpo Femenino en el Deporte
La reciente victoria, en los Juegos Olímpicos en París, de la boxeadora argelina Imane Khelif ha generado una ola de desinformación respecto a su género, reabriendo el debate sobre lo que significa ser mujer deportista y existir en un mundo que se incomoda cuando no cumples con los estándares normativos.
En otra vida, antes de ser periodista, fui nadadora. El tema de los cuerpos siempre ha sido
cuestionado en todos los deportes y cansa. No se detiene nunca. El alto rendimiento deportivo crea un ambiente hostil para las mujeres, donde sus cuerpos son fiscalizados constantemente, especialmente si no son blancas.
El primero de agosto, Khelif venció en 46 segundos a la boxeadora italiana Angela Carini en el ring Olímpico en París. Carini abandonó la pelea llorando y afirmó que “nunca en mi vida me habían golpeado tan fuerte.” Este comentario desató miles de mensajes de odio en redes sociales cuestionando si Khelif realmente era “mujer”.
Los comentarios insinuaban que, por su musculatura, pelo corto y nariz gruesa, no era mujer. Decían también que, en competencias pasadas, ella al igual que otras boxeadoras habían sido descalificadas por tener altos niveles de testosterona, que era transgénero y que su nivel de fuerza desmedido en comparación con otras mujeres era injusto.
Medios de comunicación también divulgaron la ola de desinformación. Figuras de derecha conservadora y libertarios como el expresidente estadounidense Donald Trump, Elon Musk y la nadadora Riley Gaines siguieron repitiendo el discurso transfóbico y discriminatorio.
Existen tantas injusticias todavía en el deporte para las mujeres y competir con una mujer con altos niveles de testosterona no es una de ellas.
La testosterona es una hormona presente en todas las personas. Hay mujeres con síndrome de ovario poliquístico o con cáncer de ovario, que tienen niveles altos de testosterona. Khelif ha perdido varias veces en campeonatos anteriores, pero por más datos personales que se presenten para verificar su género de nacimiento no parece ser suficiente.
No hay suficientes estudios en mujeres atletas de alto rendimiento en general, menos sobre el impacto de niveles de testosterona o estrógeno. La falta de estudios exhaustivos sobre ellas, especialmente en lo que respecta al impacto de los niveles hormonales, contribuye a la confusión y lo moldeable que han optado para la narrativa de odio hacia Khelif.
Circularon fotos de cuando Khelif era pequeña, sin su consentimiento, para verificar que era una niña. ¿Verdaderamente fue tan necesario?
Khelif ganó medalla de bronce y Carini se disculpó por su comentario. Sin embargo, la desinformación y el odio siguen circulando en redes. Khelif, quien ha destacado en múltiples competencias internacionales y ha ganado medallas en eventos como los Juegos del Mediterráneo y el Campeonato Mundial de Boxeo Femenino, es una figura prominente en el boxeo femenino de Argelia y el Norte de África. Es una gran promotora del deporte para niñas, específicamente en el boxeo. Nació mujer, es mujer y se identifica como una.
Otras mujeres también han sido cuestionadas por su identidad de género en el escenario internacional, como la corredora india Dutee Chand, las tenistas estadounidenses Serena y Venus Williams, la velocista sudafricana Caster Semenya y la corredora de media distancia de Uganda, Anet Negesa.
En México, cuando la corredora Ana Gabriela Guevara ganó los 400 metros, cuestionaron su feminidad, al igual que a la primera mujer mexicana que ganó una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, la halterofilista Soraya Jiménez q. d. e. p.
Antes de aplaudirles se les criticó cómo se ven; el reflector no estaba en sus medallas, sino en sus brazos fuertes, cuello grueso y piernas imponentes… aún todas identificándose con el género de su nacimientoーmujer.
Pero, si alguna de estas mujeres quienes fueron fiscalizadas por su cuerpo, fuesen transgénero, ¿por qué incomoda tanto la existencia de una atleta transgénero? ¿Por qué no incomodan más los sistemas que siguen oprimiendo a la mujer deportista desde niña? Desde la falta de infraestructura en zonas marginalizadas, racismo, desórdenes alimenticios, violaciones, brecha salarial, entre otras.
Parece ser que el discurso de los derechos de las mujeres en el deporte nunca fue para proteger a todas, sino solo a unas cuantas, las que encajan en la visión de la feminidad y los cuerpos femeninos, excluyendo a todas las demás. La discriminación hacia la boxeadora Imane Khelif puso en la mesa una vez más, discurso de odio hacia la comunidad trans. Además, evidenció que varios medios de comunicación siguen siendo cómplices de la violencia.
Es impactante cómo grupos transfóbicos fomentan discursos de odio hacia mujeres trans mientras perpetúan estereotipos racistas. A lo largo de mi vida, he escuchado tantas veces comentarios de niñas, adolescentes y mujeres que dejaron de hacer natación porque les daba miedo que les creciera la espalda y, por ende, verse más “masculinas”.
Hay un miedo profundo en muchas, aunque no en todas, de no ser gustadas, y hacen todo lo posible por perseguir ese estándar imposible. Durante competencias de natación, recuerdo escuchar conversaciones en los baños entre nadadoras que autocriticaban sus cuerpos, incluyéndome. Adolescentes en plena pubertad odiando sus caderas en crecimiento o la falta de ellas. Niñas menores de trece años preocupándose por bajar de peso porque su entrenador o entrenadora se los exigía.
El problema no es una mujer con más testosterona compitiendo. El problema es el estándar eurocéntrico, blanco, delgado y femenino que nos asfixia desde pequeñas, incluso en el mundo deportivo. El problema son los entrenadores y compañeros de equipo que han acosado y abusado de atletas y han callado, así como la falta de investigación en la salud menstrual y reproductiva; también los casos que silencian de anorexia, bulimia e intentos de suicidio en los distintos deportes.
Imane Khelif y tantas otras atletas merecen ser celebradas por sus logros, no cuestionadas por sus cuerpos. No es el papel de nadie redefinir lo que significa ser mujer en el deporte. Ese es el papel de las mismas deportistas. Lo que le queda a la audiencia es apoyar a todas las mujeres, sin importar cómo se vean o de dónde vengan.
Es crucial que todas las personas que consumimos noticias a diario, verifiquemos la información que recibimos. Es muy fácil caer en la desinformación, que puede alimentar prejuicios, discriminación y perpetuación de la violencia.