
La extrema derecha chilena y el regalo envenenado de la nueva Constitución
Los resultados de las elecciones de consejeros constitucionales chilenos para el segundo intento del gobierno de Gabriel Boric para tener una nueva Carta Magna han dejado una retahíla de títulos que inquietan a cualquiera. La contundente victoria del Partido Republicano, la extrema derecha del populista José Antonio Kast, arroja serias dudas no ya sobre que […]
Los resultados de las elecciones de consejeros constitucionales chilenos para el segundo intento del gobierno de Gabriel Boric para tener una nueva Carta Magna han dejado una retahíla de títulos que inquietan a cualquiera. La contundente victoria del Partido Republicano, la extrema derecha del populista José Antonio Kast, arroja serias dudas no ya sobre que la nueva Consitución del país logre ser el cambio que los progresistas de la Unidad por Chile de Boric querían, sino sobre la propia viabilidad del gobierno del joven líder socialdemócrata.
La extrema derecha de Kast logró un apabullante 35.48% de los votos, lo que se transforma en 23 de los 51 escaños de la Constituyente, mientras que la alianza oficialista de Boric se queda con apenas 16 asientos, lejos de la mayoría e incluso del derecho de veto que conceden 21 escaños en la asamblea.
No es que nadie esperara una noche triunfal para el gobierno, puesto que el mal augurio sobre una nueva Constitución estaba asentado desde la aplastante derrota de la Carta Magna que se votó en septiembre de 2022 y que rechazó el 62% de la gente. Sin embargo, entre una noche triunfal y lo que se vio para la izquierda chilena hay un abismo. Nadie esperaba un triunfo tan amplio de Kast, ni las encuestas ni las y los analistas lo vaticinaron.
Con este resultado, Chile entra en una nueva realidad en que Kast y los Republicanos se convierten, al menos por ahora, en la nueva primera fuerza política en el país… al menos simbólicamente, pues la votación de ayer no altera nada en el panorama legislativo inmediato. Y las preguntas no se hacen esperar: ¿Qué ha pasado? Al fin y al cabo, Boric derrotó precisamente a Kast en las presidenciales de diciembre de 2021.
Por un lado, cambió el sistema electoral, pues esta votación fue la primera que se realizó con inscripción automática en el registro electoral y con voto obligatorio. Además, se cambio a un sistema de asignación proporcional de escaños, conocido como Ley d’Hondt (que se usa en países como España, por ejemplo). Pero es una trampa concluir que esta ha sido la clave. La principal consecuencia de este cambio ha sido que la suma de votos nulos y en blanco ha pasado de un 1.64% en la votación de la anterior asamblea Constituyente a un 21.49% en esta nueva elección.
Boric venció a Kast en hace un año y medio gracias al miedo de buena parte de la población a la llegada a la Casa Rosada de un extremista. Kast había ganado por poco la primera vuelta, pero el socialdemócrata ganó la segunda, con claridad. Sin embargo, la votación de la nueva Constitución dejó claro que el triunfo del antiguo líder estudiantil no fue un cheque en blanco. La Constituyente aprobó un texto propuesta de Carta Magna marcadamente decantado a la izquierda y, esos mismos centros que arroparon a Boric, rechazaron la propuesta rompedora y progresista de los suyos para regir sus vidas.
Se ha comentado ampliamente desde entonces que la estrategia del gobierno fue errada, y que creyó ver en su gobierno al liderazgo de un nuevo Chile, no solo dispuesto a enterrar la maldita Constitución del dictador Augusto Pinochet, sino a crear una nueva de verdad transformadora.
Y es descorazonador ver que el texto surgido de aquellas protestas que lucharon contra el modelo profundamente neoliberal que rige todos los aspectos de la vida social y económica de Chile toparon con pared en la votación de la nueva Constitución. Pero la realidad es que la izquierda debió entender entonces que su propuesta debía generar consensos y que la única manera de lograrlo era dialogar con el centro, y hasta con la derecha tradicional, la fuerza del entonces Chile Vamos del expresidente Sebastián Piñera, ahora resurgida como Chile Seguro.
Y la única manera en que Unidad por Chile puede recuperar el rumbo y tratar de evitar que en diciembre se vote una Constitución ultraderechista, es negociar, negociar y negociar. La clve se encuentra en el rol que decida tomar la alianza del centroderecha tradicional, la mencionada Chile Seguro, que obtuvo 11 escaños y puede otorgar la mayoría.
Es tentador asumir que las fuerzas de derecha se aliarán con las de extrema derecha, como ha ocurrido en varios países europeos, pero su destierro de la segunda vuelta electoral en 2021 y su decrecimiento en las últimas elecciones también es un severo aviso de que, si pactan con Kast para apoyar la Constituucón que propongan sus constituyentes, puede estar enterrándose el último clavo en su ataúd. Y esta oportunidad la debe aprovechar Unidad por Chile para proponer a los centroderechistas un texto moderado, que rompa con la Carta Magna de Pinochet pero que pueda generar quórum en las urnas en diciembre.
Porque, no nos engañemos, a Kast y al Partido Republicano les puede pasar ahora lo mismo que a Boric y la izquierda en septiembre. Si su texto se va al extremo, con un apoyo mayor o menor de Chile Seguro, la misma centralidad que rechazó al candidato ultra en 2021 también rechazará su propuesta de Constitución.
Y la ironía, quiere, además, que esta propuesta quede en manos de quienes no han querido moverle una coma al texto de Pinochet, y que, ahora mismo, ya aseguran que tienen intención de buscar aprobar un texto muy similar, que no solo no rechace la herencia del dictador sino que la recoja, la abrace y la enaltezca.
Así que la extrema derecha chilena debería celebrar menos la “derrota” de un “gobierno fracasado”, como dijo Kast este domingo tras conocer los resultados, y debería darse cuenta rápidamente de que tiene entre manos una papa caliente que puede hacer que este supuesto liderazgo en la política chilena les caduque antes del 1 de enero de 2024.
De ser así, Boric por ahora ya ha demostrado que ha entendido lo que él y los suyos deben hacer. Tras la derrota del domingo, el presidente chileno aseguró que entendió las razones del “fracaso” de septiembre y que ahora invita al Partido Republicano a “no cometer el mismo error que cometimos nosotros”, dijo. Así que, lejos de hundirnos todos en la desesperanza, aguardemos a ver si Kast tiene suficiente inteligencia política como para sortear el pedrusco gigante con el que tropezó Boric, porque yo, cuanto menos, lo dudo.