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iFascismo: entre el entusiasmo y la necesaria alarma social
“Está aun más buena la propuesta de (Nayib) Bukele”, presidente de El Salvador, leía un comentario en la publicación que el portal Politico hizo en su cuenta de Instragram este lunes sobre la polémica propuesta del precandidato presiencial mexicano Marcelo Ebrard, el llamado Plan Ángel. Este plan, que no está exento de polémica incluso administrativa, […]
“Está aun más buena la propuesta de (Nayib) Bukele”, presidente de El Salvador, leía un comentario en la publicación que el portal Politico hizo en su cuenta de Instragram este lunes sobre la polémica propuesta del precandidato presiencial mexicano Marcelo Ebrard, el llamado Plan Ángel.
Este plan, que no está exento de polémica incluso administrativa, pues el INE prohíbe hacer propuestas electorales en la fase actual de la pre precampaña, ha levantado una justificadísima polvareda por su naturaleza neodistópica, pues propone someter a la sociedad mexicana a un férreo control mezcla de tecnología que ya podemos considerar más o menos tradicional e Inteligencia Artificial. Todo ello, con el fin declarado de tener el “México más seguro de la historia”.
El plan de Ebrard, en resumidas cuentas, propone -sin explicar cómo se va a pagar semejante monumentalidad de gasto- implementar bases de datos cruzadas y optimizadas con análisis de datos de tecnología punta entre todas las agencias policiales y de seguridad del país, perseguir a la delincuencia con ejércitos de drones y tener a los criminales controlados con reconocimiento facial. Todo esto, con un rol clave de la militar Guardia Nacional.
Hay que admitir que, cuanto menos, la propuesta de Ebrard, sea legal en precampaña o no, es nueva, lo cual se agradece hasta cierto punto, en un contexto en que gobierno tras gobierno se ha apostado por las mismas estrategias fallidas de militarizar el país y, la novedad en este gobierno, la de ofrecer abrazos a los criminales, no se puede decir que haya servido de mucho, pues México va a sumar un nuevo sexenio con récord de homicidios.
Sin embargo, la simple -y comprensible- comparación con Nayib Bukele evidencia que la propuesta del precandidato morenista es también inquietante. La parte sobre las bases de datos cruzadas es, seguramente, la menos problemática, pues desde hace años muchas naciones-Estado usan este tipo de técnicas para tratar de aumentar su eficiencia. Tiene sentido. Sin embargo, debemos detenernos a analizar cuidadosamente las otras propuestas, pues presentan muchas dudas tanto éticas como de eficacia.
Por una parte, los drones, tanto los tradicionales aviones no tripulados como los modernos cuatrimotores de bolsillo, son muy caros. Son también tan útiles para el control del espacio aéreo como fáciles de derribar para un cuasi ejército delincuencial armado hasta con lanzagranadas. Si algo nos dice la experiencia del uso de los más letales de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo en Afganistán y, por ramificación, en Pakistán, es que los drones dejaron un reguero de familias huérfanas y de errores imperdonables, como el que, en plena evacuación de Kabul en agosto de 2021, asesinó a un trabajador humanitario y a otros nueve inocentes.
Y creo que coincidiremos todos y todas en que las posibilidades de que esta clase de errores, así como usos malintencionados fruto de la corrupción, ocurran en México son más que elevadas. Sería una tragedia inenarrable que en un par de años estemos hablando de trágicos asesinatos a inocentes en la sierra, por un desafortunado uso de los flamantes drones último modelo de un presidente Ebrard.
Pero la verdad es que el asunto de los drones nos agarra un poco de lejitos. De más cerca, en cambio, nos toca el asunto del reconocimiento facial, que se ha utilizado mucho durante los últimos cuatro o cinco años en Estados Unidos, y muy especialmente para perseguir a migrantes indocumentados, y que ha levantado un sinfín de denuncias de organizaciones humanitarias por sus abusos y riesgos.
Esta aun por ver si los impresionantes avances tecnológicos recientes de la inteligencia artificial van a suponer una mejora de funcionalidad que permitirá reducir o eliminar los márgenes de errores y evitará que la policía termine arrestando a inocentes por un mal funcionamiento de las aplicaciones, pero cabe la posibilidad de que este refinamiento de los sistemas ahonde en su capacidad de hacer el mal y perseguir a migrantes. Esto nos dice dos cosas de lo que podría pasar en México: Que inocentes terminen identificados por error como peligrosos criminales con alarmante facilidad o que el Estado termine violando los derechos humanos de los culpables.
Y es en este apartado donde es importante regresar a las comparaciones con las políticas de Seguridad de Bukele en El Salvador. El mandatario liberal populista se ha ganado el respeto de una buena parte de la población salvadoreña, así como hordas de fans en el extranjero -incluido México- por su brutalidad propia de dictadores de otras épocas a la hora de perseguir a las maras que, si bien son grupos delincuenciales muy peligrosos, merecen los mismos procedimientos legales que nos permiten mantener una sociedad medianamente libre aun si es disfuncional.
Bukele ha mandado rodear de militares a pueblos enteros para que los soldados puedan ir a la caza de pandilleros -y expandilleros- casa por casa. Esto puede que ayude a reducir los niveles de criminalidad en el país, pero también arriesga gravemente los derechos humanos y las libertades más básicas en El Salvador. La comparación inmediata que muchas personas hacen entre el plan de Ebrard y los métodos de Bukele evidencian que el Plan Ángel, aunque sin duda tiene buenas intenciones, debe ser revisado porque podría hundir a México en un territorio aun más peligroso si cabe.