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Hematófagos
Apenas dos semanas después de que el presidente de Ucrania, Zelensky, apareciera en el máximo estrado de la muy lujosa pero completamente inútil Organización de las Naciones Unidas solicitando a los países unirse a la guerra y abandonar toda relación con Rusia, otro franco de guerra fue abierto. Gustavo Petro, señalaba la hipocresía de pedir […]
Apenas dos semanas después de que el presidente de Ucrania, Zelensky, apareciera en el máximo estrado de la muy lujosa pero completamente inútil Organización de las Naciones Unidas solicitando a los países unirse a la guerra y abandonar toda relación con Rusia, otro franco de guerra fue abierto.
Gustavo Petro, señalaba la hipocresía de pedir el respaldo a una guerra bajo argumentos que podrían aplicarse a Palestina aunque no se mide igual a Ucrania y la necesidad de cesar todos los frentes bélicos del mundo para alcanzar el desarrollo sostenible. Y fue precisamente en Palestina donde se abrió un nuevo frente belicista.
Con una ofensiva determinante Hamás consiguió derribar el muro que rodea Gaza e ingresó en Israel, tomaron presos a algunos civiles que devolvieron a la franja y el ilegítimo Estado de Israel decidió, en respuesta, bombardear toda la zona.
Los medios occidentales y muchos opinólogos coinciden en llamar ‘terroristas’ a los palestinos involucrados en las acciones, coinciden con la versión de Netanyahu de que Hamás no es Palestina, de que en Gaza nadie es palestino, no representan los intereses palestinos ni tienen derechos. Son una plaga que se debe exterminar son ‘animales humanos’ como lo hizo saber el ministro de defensa israelí. Para Israel en Gaza no hay un solo bípedo que no sea terrorista.
Es de sorprender que después de 22 años el discurso del ‘terrorismo’ siga rindiendo frutos mediática y socialmente. Una narrativa que nos demostró ser un fracaso en Siria, Libia, Irak, Afganistán, Yemen y Pakistán no solo por el número de muertes civiles sino porque resultó que Al Qaeda no tenía armas nucleares, que ISIS fue resultado del financiamiento y entrenamiento norteamericano y que tanto ‘antiterrorismo’ fue islamofobia disfrazada de protección mundial.
Hoy el mítico monstruo escupe fuego y traga cristianos se llama Hamás. De acuerdo con las autoridades estadounidenses e israelíes quiere venir a comerse a los niños con planes de dominación mundial y la reencarnación de Osama Bin Laden y el propio Stalin para acabar con la democracia y el capitalismo. No es que algún palestino esté harto de la violencia de estado, las vejaciones y el apartheid al que ha sido sometido, no, ¡Es Hamás el que está harto!
Después de haber visto en tiempo real y compartido por el propio Netanyahu el genocidio cometido contra los palestinos se develó de manera muy discreta pero implacable la verdadera razón de la guerra. Para muchos el reforzamiento del dólar en la bolsa de valores internacional pasó de noche, sin embargo este fortalecimiento económico de los estadounidenses viene anclado a un incremento en los activos en bolsa de las principales empresas armamentísticas.
El modelo económico al que estamos sujetos, como cualquier parásito se ha fortalecido de la guerra porque ese pequeño grupo empresarial y de poder se alimenta de la sangre derramada en cualquier lugar del mundo. No es casualidad que los Estados Unidos pusieran a disposición de Israel buques y portaaviones además de millones de dólares para la guerra.