6 puntos para entender qué significará para México y América Latina la victoria de Trump o Harris
Independientemente del ganador, América Latina enfrenta un futuro marcado por la histórica doctrina de dominación de Estados Unidos, con variantes en su política exterior hacia la región.
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2024 llevan consigo un peso profundo para América Latina y el Caribe, una región acostumbrada a vivir bajo la sombra de la influencia de su vecino del norte. Más allá de la rivalidad entre Trump y Harris, expertos coinciden en que la política exterior de Washington hacia la región sigue atada a la lógica de la Doctrina Monroe, ese histórico mandato que durante más de 200 años ha asegurado que Estados Unidos imponga sus intereses en el continente. A pesar de algunas diferencias en el estilo de ambos candidatos, la realidad es que el trasfondo no cambia: América Latina continuará enfrentando presiones mientras busca definir su propio camino, muchas veces en dirección contraria al guion que dicta Washington.
1. El peso de la Doctrina Monroe y el legado imperialista
La Doctrina Monroe, promulgada en 1823, fue una declaración contundente: “América para los americanos”, o más bien, "América para Estados Unidos". Lo que en sus inicios parecía una defensa de las nuevas repúblicas latinoamericanas contra la influencia europea, se convirtió en una herramienta de control geopolítico para asegurar que, en cada momento, la región permaneciera bajo el mando de Estados Unidos. Hoy en día, tanto demócratas como republicanos siguen aplicando esta política de dominio, aunque con diferencias en su ejecución y tono.
Si Trump regresa al poder, podemos esperar una postura abiertamente agresiva, con sanciones más duras hacia gobiernos como el de Cuba y Venezuela. La administración republicana podría retomar el lenguaje de "mano dura" para consolidar su control, mientras que Harris, aunque con un tono más moderado, mantendría la misma estructura de presión hacia quienes desafían el modelo estadounidense. En ambos casos, los países de América Latina siguen encontrándose en una posición incómoda entre defender su autonomía y sortear las estrategias de Washington.
2. Migración y política fronteriza
La migración es, sin duda, uno de los temas más críticos para la región. Desde Centroamérica y México, miles de personas emigran cada año en busca de un mejor futuro en Estados Unidos, pero la respuesta que enfrentan a su llegada no es sencilla. Tanto Trump como Harris promueven políticas de contención migratoria, aunque de maneras diferentes. En el caso de Trump, podríamos ver un endurecimiento aún mayor de las fronteras y un discurso antimigrante que impacta no solo a quienes intentan cruzar, sino también a sus comunidades de origen en América Latina.
Por su parte, Harris probablemente adopte un enfoque más “suave” en el discurso, apostando por la cooperación económica para atacar las causas de la migración. Sin embargo, aunque esta estrategia promete ser menos confrontativa, hasta ahora no ha logrado cambios profundos en los países de origen, y millones continúan viéndose forzados a salir de sus hogares. Para América Latina, esto implica una doble carga: recibir ayuda, pero sin ver una solución real al problema.
3. Intereses económicos y disputas comerciales
Como principal socio comercial de la región, Estados Unidos influye directamente en las economías de América Latina. Trump, con su postura proteccionista, podría reducir aún más las importaciones desde la región, lo que afectaría especialmente a sectores dependientes del mercado estadounidense. Además, su énfasis en la reindustrialización de Estados Unidos podría dejar fuera a países como México y Centroamérica, quienes dependen de la inversión y el comercio con el norte.
Harris, por otro lado, probablemente mantendría las relaciones comerciales actuales, pero con mayor énfasis en normativas ambientales y laborales. Esto podría favorecer a empresas que cumplen estos estándares, pero incrementaría los costos de producción para otras. En ambos casos, la región sigue en una situación delicada: frente a un Estados Unidos que intenta consolidar su hegemonía comercial en medio de su disputa global con China, América Latina debe buscar alternativas para diversificar sus socios y no depender tanto de una sola economía.
4. América Latina en el ajedrez geopolítico
La rivalidad entre Estados Unidos y China es una disputa que inevitablemente tiene a América Latina en el medio. Para Washington, la región es clave en su esfuerzo por limitar la influencia china, especialmente en inversiones de infraestructura y financiamiento. Tanto Trump como Harris se verían en la necesidad de afianzar su presencia en América Latina, aunque probablemente con enfoques distintos. Trump podría hacer una declaración de “con nosotros o contra nosotros”, mientras que Harris ofrecería alternativas diplomáticas para alejar a los países de las inversiones chinas.
Para países como Brasil y Argentina, que forman parte de los BRICS, esta disputa representa un dilema geopolítico. Frente a cualquier cambio en Washington, América Latina deberá seguir de cerca sus relaciones con ambos polos de poder, buscando siempre la manera de proteger sus intereses sin ser forzada a elegir un lado en esta competencia global.
5. Relación bilateral con México
México, el vecino inmediato de Estados Unidos, tiene en juego una relación bilateral compleja y de gran impacto. Una victoria de Trump probablemente significaría una política migratoria más dura, presionando a México para desempeñar el papel de “barrera” que detenga el flujo migratorio hacia el norte. Esto no solo afectaría la relación entre ambos países, sino que crearía tensiones internas en las comunidades fronterizas. Además, Trump podría endurecer las posturas comerciales, afectando sectores como el automotriz y agrícola en México.
Harris, aunque con un tono más diplomático, también presionaría a México en temas de derechos humanos y medio ambiente, lo cual podría significar desafíos adicionales en la relación comercial y en los acuerdos de seguridad. Las decisiones de Washington tienen un impacto directo en México, desde los movimientos del peso hasta la dinámica social en las zonas fronterizas.
6. El futuro de la política latinoamericana
Finalmente, un posible regreso de Trump podría empoderar a las fuerzas políticas de ultraderecha en América Latina, como el bolsonarismo en Brasil o los seguidores de Javier Milei en Argentina, quienes ya han mostrado su simpatía por la agenda de Trump. Para los movimientos de ultraderecha en la región, una victoria del republicano significaría un aval para políticas ultraliberales y nacionalistas, algo que podría polarizar aún más el ambiente político en estos países.
Harris, en cambio, podría insistir en la importancia de los derechos humanos y la democracia en sus relaciones con la región, aunque con un enfoque que podría parecer poco firme frente a los problemas internos de cada país. América Latina, entonces, sigue buscando sus propios liderazgos y sus propias vías de desarrollo, en medio de una influencia estadounidense que parece no tener intención de ceder.
Las elecciones en Estados Unidos de 2024 tendrán consecuencias reales para América Latina, aunque las diferencias entre Trump y Harris son, en esencia, matices sobre una misma política de fondo. A medida que la región observa desde cerca el resultado, el desafío es encontrar nuevas formas de responder y de forjar un camino autónomo que permita fortalecer su posición en el tablero global, buscando alianzas y estrategias que reduzcan su dependencia y la lleven hacia un futuro más independiente.